martes, 20 de noviembre de 2007

Mi Rey


Toda la vida estuve rodeada de mascotas, y es de público conocimiento que soy capaz de pelear hasta con el ser viviente más grande con tal de defender la integridad de un animal.

Soy incapaz de maltratarlos y cada mascota que llegó a mi casa, fue cuidada con todo el amor del mundo, ya que mi mamá siente el mismo cariño que yo por los animales.

A pesar de tener muchas personas a mí alrededor, me considero un ser bastante solitario; y muchas veces me quejo de pasar tanto tiempo sola, pero también es cierto que disfruto mis momentos de soledad.

Lo que nunca me faltó fue la compañía de una mascota.

El día que nací había tres perros en mi casa: Puqui, Lorena y Tururi. A las dos últimas apenas las recuerdo ya que murieron cuando yo era muy chica; y Puqui murió de viejo, luego de vivir 14 años (solo que pasó la mayoría de sus años en la casa de mi abuelo paterno después que mi papá y mi mamá se divorciaron)

Después llegaron Blacky y Benjamín (una Pastor Belga y un Basset respectivamente); a ambos los regalaron por diferentes motivos: a la primera porque era destructiva y al segundo porque nos mudamos a un departamento donde no entraba un perro de su tamaño.
Viviendo en ese departamento llegó Monina, una pekinés enana que estuvo 13 años a mi lado. Llegó cuando yo estaba en el primario y se fue cuando ya había entrado a la facultad. Monina era de mi abuela, pero mi abuela vivía en mi casa y mi abuela viajaba bastante seguido a Buenos Aires, por lo tanto Monina dejó de ser la mascota de mi abuela, para pasar a ser la mascota de mi familia.



Mientras estuvo Monina, pasaron otros animales que de una manera u otra se fueron de mi vida. La mayoría de los gatos se fueron cuando entraron en celo, a excepción de Felipe que lo regalamos en otra mudanza; y a Sasha (una perrita mezcla de siberiano) la robaron de la puerta de mi casa.



En Noviembre del 2002, Monina nos dejó. No fue una despedida traumática, porque ella estaba viejita y bastante enferma. Murió en los brazos de mi mamá cuando íbamos camino a la veterinaria. Me dolió mucho su partida, pero acepté que formaba parte del ciclo de la vida.


Después llegó Olivia, una cocker de color canela. Mala como ella sola, pero es imposible no quererla con toda el alma. No le gustan los chicos y cada tanto tiene embarazos psicológicos donde es capaz de comerme viva si llego a intentar meter la mano debajo de la cama, donde se encuentra ella cuidando una pantufla de mi mamá.








A principios de Abril del 2005 lo encontré a Simón, un gatito que apenas tendría unos 10 días de vida. No sabía comer, solo succionar y desesperadamente buscaba la teta de su mamá. Le compré una mamadera, le preparé una leche especial y lo crié con todo mi amor. Cada tanto lo miraba dormir, y constantemente me fijaba si respiraba. Yo me encargaba de su alimentación y Olivia de su higiene; ahí me enteré que los gatitos para poder hacer la pis y la caca tienen que sentir la lengua húmeda de su madre en los genitales; Olivia se encargó de eso. Simón se hizo grande, tuvo problemas de riñón porque se le formaban cálculos que no le permitían orinar. Lo llevé más de una vez al veterinario, le pusieron una sonda para poder sacarle los cristales que le estaban produciendo tanto dolor.

Le cambié la alimentación y variaba sus menús entre Royal, Eukanuba y Perfomance. Lo castré. Le puse un cascabel; muchas veces cuando no sabía donde estaba, él me hacía saber que estaba en camino a mi casa haciéndome escuchar el sonido del cascabel.

Después llego Lola, una perra sin raza que es igual al perro de los Simpsons, solo que ésta es de color negro. Es bien pavota, pero lo que tiene de tonta lo tiene de buena. Olivia y Simón se cansaron de morderla y de arañarla.









Ellos, junto a mi mamá y mi hermano, son mi familia. Pero el Sábado por la mañana mi familia se achicó. Ese día nos dejó Simón y no tengo palabras que me permitan expresar el dolor que siento desde ese momento.

Lloré como si hubiese perdido a un familiar directo. Sé que para muchas personas mi llanto y mi dolor son exagerados, pero también sé que existe gente que entienden que las mascotas también forman parte de nuestras vidas y que es posible quererlos con toda el alma.

Ese sábado a las 7.30 de la mañana me despedí de él como lo hacía todos los días, jamás imaginé que esa iba a ser nuestra última despedida.

Cómo murió? Aún no termino de entender. El veterinario le hizo una necropsia, y dice que pudo haber sido atropellado por un auto o que alguien lo golpeó muy fuerte. Fue tan grande el traumatismo que recibió que sus órganos dejaron de funcionar y con su último esfuerzo llegó hasta la ventana de arriba tratando de entrar a mi casa, tal vez buscando ayuda o buscando un lugar para morir. Mi mamá lo encontró en la ventana cerca de las 10.30.

Lo enterramos en el fondo de mi casa.

No puedo dejar de llorar y lo busco y lo veo en cada uno de los lugares que solía estar.

Es muy feo abrir el portón y no escucharlo a él con su cascabel que me viene a recibir y a hacerme “patitas*”

El veterinario me dio 10 días para conseguir otro gatito, pero la verdad es que por el momento no quiero ningún otro. Además a Simón yo no lo busqué, él llegó a mi vida.
Simón fue mi rey (léase shey, marcando bien la shhh), mi ratón (también con shhh), mi bebé.

Supongo que esta tristeza es tan grande porque él fue la primera mascota que la consideré 100% mía. Simón era mío, no como Olivia que es de mi mamá o como Lola que es de todos.

Simón dormía en mi cama, me buscaba para que yo lo mimara, y juro que conmigo su ronroneo era mucho más fuerte que con cualquier otra persona.

Teníamos un vínculo y lo extraño.

Tal vez muchos, al leer este post, piensen que estoy loca; y tal vez sea cierto, pero también sé que hay gente que comparte mi locura y eso es bueno.



1- patitas: cada vez que me veía a mi y/o a mi mamá, se tiraba al piso apoyando primero la cabeza, giraba y mostraba la panza, provocándome para que lo acariciara, pero apenas lo tocaba, me mordía y con las patas traseras me pateaba la mano.

9 comentarios:

Unknown dijo...

ay peperina!!!!
me voy a poner a llorar!
vos sabés cómo me gustan los animalitos.

no puedo creer que alguien le haya pegado, por ahi se cayo distraido cazando un pajarito.

si no tenés ganas de tener otro gatito esperá.

lo lamento muchísimo, y te entiendo mi gato Charly es mi adoracion.

La Colo dijo...

Hola!!!!!!!!!dejé de entrar porque me aburrí de que no escribieras nada y hoy veo que volviste... justo ahora estoy tomando mate con peperina... que pena lo de tu gato...ojalá haya sido por una caída y por que alguien lo golpeó... A mi no me atraen mucho las mascotas... pero no maltrataría a ninguna. Me alegro que hayas vuelto, nos vemos, beso grande

Canela dijo...

Oh, claro que te entiendo. Nuncca tuve una mascota en toda mi vida hasta hace tres años, adoptamos a dos perritos re chiquitos y los adoro con todo mi ser. Vivo mimándolos y jugando con ellos. Son re inteligentes y de todo... en mi casa los trato como si fueran otros hijitos... Admito que son re malcriados jeje.

Lo que escribiste me llegó directo al corazón... y tiene razón Willowcita... si no tenés ganas de tener otro, mejor que esperes... hasta que llegue otro gatito en tu vida...

¡Un beso!

Lulis*~ dijo...

ufff, vos bien sabras que podras tener muchas mascotas pero con pocas tenes un feeling especial.
yo tuve una por 18 años y cuando murio (hace un año) no lo podia creer, pense que se me desgarraba el corazon del dolor. nunca mas quise un perro, hasta hace poco, pero la actual cachorra es totalmente opuesta a Pandy. es otra cosa, la quiero, me encantan los perros pero no es lo mismo.

permitite tener tu duelo tranquila, no es nada raro.
beso

Peperina dijo...

Hola chicas. Gracias por sus palabras.

La verdad es que voy a esperar, no me siento con ganas de adoptar un nuevo minino.

A mucha gente les pasa eso de que no entienden la locura que se siente por una mascota, hasta que llega una a sus vidas.
Es una experiencia que vale la pena vivir.

Gracias Kolo por volver a pasar por acá. Estuve desaparecida porque estaba sin internet en mi casa y desde el trabajo me resultaba casi imposible conectarme.

Willow, me encanta que seas tan amante de los animales.

Luli, mi veterinario dice que la única manera de superar la pérdida de una mascota, es adoptando una nueva. Sólo que cada uno lo hace a su momento.

Besos a todas :)

Blonda dijo...

recien descubri que me habias nominado en un post de junio para contar 8 cosas sobre mi... justamente ayer subi el post porque Hadita me pidió lo mismo.
Gracias por tenerme en cuenta, y la proxima vez, pasa a avisar!!

Besos!

laura dijo...

te entiendo, cómo no entenderlo si lo explicás tan bien.

no por experiencia propia, pero sí de alguine muy cercano, la única manera que superó el dolor, fue teniendo otro. Es que son relaciones muy fuertes.

Hacé lo que sientas, obviamente, pero no quería dejar de contártelo.

beso y que estés bien

laura

Peperina dijo...

Blonda, más vale tarde que nunca. La próxima vez te aviso.

Lau, es verdad eso de que la mejor manera de superar la pérdida de una mascota es con otra. Yo hice eso cuando murió Monina que estuvo conmigo durante 13 años. Pero no sé, con Simón me cuesta más. Seguramente voy a adoptar otro, pero más adelante.

No me imagino mi vida sin la compañía de un animal.

Besos!

Mascotones dijo...

HOLA PEPERINA entendemos tu dolor y lo mejor sería que buscaras otros gatito, hay tantos huerfanitos que estarían dispuesto a darte todo su cariño...
Nosotros tenemos cinco gato y tienen su espacio si quieres pudes darte una vultita por el y alli vas a encontrar una gran comunidad felina donde todos te brindan su amor..

wwwmascotones.blogspot.com

ese sitio lo creamos para nuestros bebitosy tienen muchisimos amiguitos los cuales los puedes visitar a todos a traves de él y a mamys que estan pasando por lo mismo que estas pasando vos ahora...
un abrazo fuerte..y saluditos desde Bariloche.
Edith y Guille.

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