Si hay algo que dejó de gustarme a medida que crecí, son las fiestas de Fin de Año.
Odio cuando llega Diciembre. Es el principio del calor (cosa que me pone demasiado irritable) y me idiotiza ver la locura de la gente por comprar cosas totalmente inútiles e innecesarias.
Pero lo que más odio con todo mi ser en ésta época del año, son los balances.
No me gusta analizar todo lo bueno y odo lo malo que sucedió en mi vida en estos últimos 365 días. La mayoría de las metas que me puse hace exactamente un año atrás, no las cumplí. Sigo teniendo y haciendo cosas qye hace 12 meses ya me molestaban. En este tiempo mi familia se achicó.
Sé que sucedieron cosas positivas, como la facultad y el trabajo, pero me asusto con solo pensar que en el 2008 esas dos cosas tan importantes en mi vida son prácticamente incompatibles.
En esta época del año se despierta en mi interior ese ser oculto que tengo que me dice que es hora de mandar todo a la mierda. Me repite una y otra vez que no estoy hecha para este tipo de vida. Me ruega que arme una valija y saque un pasaje en el primer micro que me lleve bien lejos de acá.
Y juro que quiero hacer cada una de las cosas que ese ser interior me dice, pero no me animo y vuelvo a plantearme nuevas metas y me miento una vez más que una vez que las cumpla me voy de esta ciudad.
No me gusta que termine el año. Me angustia, me tira abajo.
Empiezo a extrañar mucho a gente que ya no está y a esas personas que por un motivo u otro están lejos.
La extraño a la Pato. Aunque sea quisiera escuchar el sonido de su voz. También extraño a una amiga con la que tuve unas diferencias este año, pero no me animo a dar el primer paso para limar nuestras asperezas.
Lo bueno de que termina el 2007 es que empieza un nuevo año y nunca pierdo la esperanza de que este sea mejor...
Odio cuando llega Diciembre. Es el principio del calor (cosa que me pone demasiado irritable) y me idiotiza ver la locura de la gente por comprar cosas totalmente inútiles e innecesarias.
Pero lo que más odio con todo mi ser en ésta época del año, son los balances.
No me gusta analizar todo lo bueno y odo lo malo que sucedió en mi vida en estos últimos 365 días. La mayoría de las metas que me puse hace exactamente un año atrás, no las cumplí. Sigo teniendo y haciendo cosas qye hace 12 meses ya me molestaban. En este tiempo mi familia se achicó.
Sé que sucedieron cosas positivas, como la facultad y el trabajo, pero me asusto con solo pensar que en el 2008 esas dos cosas tan importantes en mi vida son prácticamente incompatibles.
En esta época del año se despierta en mi interior ese ser oculto que tengo que me dice que es hora de mandar todo a la mierda. Me repite una y otra vez que no estoy hecha para este tipo de vida. Me ruega que arme una valija y saque un pasaje en el primer micro que me lleve bien lejos de acá.
Y juro que quiero hacer cada una de las cosas que ese ser interior me dice, pero no me animo y vuelvo a plantearme nuevas metas y me miento una vez más que una vez que las cumpla me voy de esta ciudad.
No me gusta que termine el año. Me angustia, me tira abajo.
Empiezo a extrañar mucho a gente que ya no está y a esas personas que por un motivo u otro están lejos.
La extraño a la Pato. Aunque sea quisiera escuchar el sonido de su voz. También extraño a una amiga con la que tuve unas diferencias este año, pero no me animo a dar el primer paso para limar nuestras asperezas.
Lo bueno de que termina el 2007 es que empieza un nuevo año y nunca pierdo la esperanza de que este sea mejor...
