jueves, 2 de agosto de 2007

Abuela

Me enseñaste:
Que existe un Dios que ama y perdona...
Que el amor puede ser infinito, aunque quepa en un solo corazón...
Que se puede tenerlo todo en la simple calidez de una cocina...
Que todos los caminos me son posibles porque te preocupaste de preparar con tanto cuidado lo que necesito para recorrerlos...
Que dar y seguir dando sin esperar que te devolvamos nada, te hizo riquísima...
Que la paciencia es un bien renovable sólo en una madre...
Que el equipaje liviano nos hace más libres...
Que no importa lo lejos que me lleven mis sueños; siempre podré volver a casa y a tu lado...
Que descubrir y querer nuestras raíces no nos retiene en tierra; al contrario, nos ayuda a llegar más alto...
Y que cuando el vuelo sea difícil y sienta deseos de abandonarme y caer, tu amor será bienvenido, ansiado soplo de viento debajo de mis alas...


Ningún don ha tenido tanta importancia en mi vida como tu presencia. Has sido mi mayor privilegio porque tu amor me enseñó a ver y disfrutar todo lo bueno que la vida me reservaba.
Qué podría darte a cambio de tanto? Sólo mis palabras.
Pobres, tan pobres, tan gastadas. Cierra los ojos: estamos a solas, cuando las oigas, imagínalas nuevas, recién inventadas.
Abuela, que tu corazón escuche a mi corazón diciéndote simplemente gracias.



Fuiste más que todo para mi.


Fuiste mi primera maestra, mi madrina, mi abuela, mi segunda mamá.


No hay día que no te extrañe, no hay día que no sienta tu ausencia.


Extraño tu voz, tu olor y la suavidad de tus manos.


Nadie sabe cebar mates como los tuyos, y tus guisos siempre fueron los mejores.


Cada vez que veo pasar un tren, siento que vos estas ahí.


Extraño tus dulces de naranjas.

Extraño nuestros viajes a Buenos Aires a visitar parientes; pero en cada uno de ellos aprendí cosas nuevas y eso te lo debo a vos.


Me enseñaste un millón de cosas, pero lo mismo siento que te fuiste antes de tiempo.

Te pido perdón por todas las veces que te hice renegar; por todas las decepciones que te puede haber causado. Nunca fue mi intención fallarte.

Siempre traté que vos y la mamá se sintieran orgullosas de mi.

Gracias por todo el amor que siempre me diste.

A tu lado siempre me sentí a salvo.

No importa el tiempo que pase, siempre te seguiré sintiendo cerca mío y eternamente soñaré que todo esto fue solo un mal sueño, que en realidad estás de viaje y que cualquiera de estos días te vamos a ir a buscar a la terminal.



Te Extraño Mucho Abuela, es muy doloroso vivir sin vos.

Siempre fuimos sólo nosotros 4. Cuando te tuviste que ir, quedó un gran vacío en mi corazón y no sé ni cuando ni como lograré llenarlo.

Te Quiero Muchísimo Abuela.
Sé que lo sabes.

6 comentarios:

Canela dijo...

Todas las abuelas saben que los nietos siempre le tienen un cierto cariño.
Yo conocí por muy poco tiempo a mi abuela (murió hace más de diez años) y apenas tengo recuerdos de ella pero nunca me voy a olvidar de su gran corazón. Era muy bondadosa y se preocupaba en exceso en mí y en mi hermana.

Siempre las tendremos en nuestros corazones y recuerdos y ellas siempre se sentirán orgullosas de nosotros a pesar de que hagamos algunas cosas mal pero siempre podemos solucionar poniéndole fuerzas y fé, ¿no es así?

Besitos!

Unknown dijo...

ay que me pongo a llorar y no veo nada.
me encantó, cuanto sentimiento.

©Iv4n4 dijo...

Muack

Quiero merienda

Peperina dijo...

Mentalmente Estúpida: dicen que las abuelas nos quieren más que nuestras madres.
La mía siempre hizo todo lo que pudo para que mi hermano y yo estemos más que bien.

Willowcita: yo llevo llorando todo el día. La extraño mucho.

Iv: gracias por el beso. Yo también quiero merienda, mañaña a la tarde podés?

Hoy hace 8 años que mi abuela se fue; pero no era un día gris y oscuro como el de hoy. Ese 2 de Agosto había sol y no se veía ni una nube en el cielo.

Gracias a todas por sus palabras.
No puede hablar con nadie sobre ésta tristeza, solo con ustedes :)

Marcela, de Mujeres de 40 y más! dijo...

Imagino cómo debes sentirte...
A mi abuela la recuerdo vagamente, pero nunca voy a olvidar su perfume, los caramelos que siempre tenía en su cartera para mí, y de cómo hizo con todo su amor mi vestido de primera Comunión y sus caricias en mi pelo reconfortándome. Queda en mi mente su gran sonrisa siempre destellante y graciosa. Aún la siento cerca mío a pesar de que ha pasado mucho tiempo. A mis 40 años, sigue su huella en mí.
Lo siento y te entiendo...
Beso.

Peperina dijo...

Marcela: un gusto verte por acá :)
Mi abuela no me hizo mi vestido con sus propias manos, pero sí la enloqueció a la modista, ja.
Gracias por tus palabras.
Un beso grande

Powered By Blogger