lunes, 18 de junio de 2007

Día del Padre

Ayer fue el Día del Padre y, como todos los años, me vi obligada a viajar 60 kilómetros hacia el sur de mi provincia para ir a verlo a mi papá; el cual vive en una ciudad (por no decirle pueblo) a la que llamaré Ciudad Sokete.
Mi mamá y mi papá están divorciados desde que yo tengo 3 años. En esa época vivíamos los 4 (mamá, papá, mi hermano y yo) en Ciudad Sokete; pero después de un sinfín de acontecimientos mi mamá armó sus valijas, llamó al camión de mudanzas, levantó a sus hijos en brazos y se fue para siempre de ese lugar.
Cuando era chica solía irme todos los fines de semana a verlo a mi papá. Él venía los viernes o sábados a buscarnos, para llevarnos con él, para vivir dos días de pura emoción. Mi papá era especialista para hacernos vivir un increíble mundo de fantasía, donde no existía un horario para irnos a dormir, donde no era obligación lavarse los dientes, donde no existía la comida sana y donde sentíamos que éramos invencibles.

Mi papá era lo mejor del mundo. Nunca nos retaba y jamás nos levantaba la mano.

Recuerdo que cada vez que lo veía corría a sus brazos para que me alzara al mismo tiempo que gritaba papá y, durante esos minutos en los que me encontraba en el aire, me sentía el ser más feliz sobre la faz de la tierra.
Soñaba con irme a vivir con él a ese increíble mundo de fantasía.

Mi papá era lo mejor del mundo. Mi mamá era mala, cómo era posible que se haya separado de ese hombre tan pero tan bueno? Solía repetirme esa pregunta una y otra vez.

Pasaron los años, crecí, empecé a comprender cosas y ese mundo de fantasía desapareció.
Comprendí que mi mamá no era tan mala, y que mi papá no era tan bueno.
Descubrí que mi papá había hecho muchas pero muchas cosas mal.
Empecé a sentir su ausencia; empecé a extrañarlo, me acostumbré a extrañarlo...hasta que un día que no recuerdo con exactitud, me resigné a vivir sin que él forme parte de mi vida.
Pero yo seguía necesitándolo, y él me seguía fallando.
Hubo una época en la que no le dirigía la palabra y la sabia de mi mamá me dijo:
-Peperina, vos sos una persona muy sensible y tu papá es un hombre grande. Algún día él ya no va a estar y vos te vas a reprochar toda tu vida cada uno de esos días que no hablaron y que vos lo ignoraste.
Dejé mi orgullo de lado y traté de acercarme a él, pero por más que lo intento, me cuesta.
Hoy mi papá tiene casi 62 años y, a pesar de que hay muchas cosas admirables de él, siento que no lo conozco lo suficiente para quererlo como merece ser querido un padre.
Lo veo muy pocas veces al año y, por lo general, no tenemos temas de conversación porque ninguno de los dos sabe nada del otro.

Ayer fue el Día del Padre, y me parece que le tendría que haber dicho Feliz Día a mi mamá...

En algún momento hablaré sobre el hombre al que quiero como si fuera un padre: la pareja (o novio) de mi mamá desde hace casi 13 años.

3 comentarios:

Canela dijo...

Conocí a muchas amigas que tuvieron esa misma situación que la tuya, de chico recibe de todo y eso es re bueno! ¿y el amor? el amor no se entrega tan fácilmente y a medida que van creciendo, van descubriendo defectos y virtudes de cada padre. Seguro que tu padre te ama pero a su manera, obviamente.
Conozco defectos de mi padre y de mi madre, cada día voy descubriéndolos.
Lo más importante es que tenés a tu mamá cuidandote y dandote lo mejor posible, nunca fue mala, trataba de darte lo mejor poniendo límites.

Saludos!

Peperina dijo...

Hola nena linda :)
Muchas gracias por tu comentario, siempre tenés las palabras correctas.
Mi mamá no es mala, eso lo sé; solo que cuando era chica sentía que ella era una bruja porque me retaba y, como vos decís, me ponía límites y me educaba.
Besos!

©Iv4n4 dijo...

es medio loquita nomás :P

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