Luz!

Salgo temprano de la cama.

Tengo muchas ganas de tomar café con leche.

Llego a la cocina, abro la heladera. La luz de la heladera no prende, que raro. El motor tampoco se escucha. Se habrá roto?

No, no creo, si es una heladera nueva.

No hay luz en mi casa.

Será un corte general o habrá saltado la llave principal?

Debería preguntarle a los vecinos, los escucho en el jardín de su casa.

Mejor espero. Mejor leo el diario y espero.

Paso las hojas, leo y la luz no vuelve.

Seguro es un corte general.

Sigo con el diario.

Pero puede ser que haya saltado la térmica.

Mejor llamo a la Empresa de Energía Eléctrica.

Una señorita llamada Verónica me informa que hay un corte momentáneo desde las 9.12 y no posee un tiempo de resolución, pero que me quede tranquila porque ya hay personal de la empresa en la zona tratando de solucionar el problema.

Una vez más compruebo que mi vida gira alrededor de la electricidad.

La leche siempre la caliento en el microondas. Las pocas veces que lo hice con la hornalla de la cocina terminé quemando el jarrito de acero inoxidable. Soy una inútil.

Me quedo sin desayuno.

No tengo computadora. No tengo radio.

Tanto silencio me desespera.

Me cuesta estudiar sin la radio de fondo.

La luz volvió cerca de las 12.00, fue una mañana perdida.

Entonces es verdad eso de “al que madruga Dios lo ayuda”?

Mañana no pongo el despertador. Mañana no madrugo.